El pasado sábado 12 de julio fuimos a entregar los libros que desde finales de abril hemos estado recogiendo para la biblioteca de Alhóndiga.
Finalmente, y tras hacer una pequeña criba de los libros que estaban en peor estado, la cantidad recogida ha sido de 522 libros, que pasan a engordar la biblioteca de este pequeño pueblo alcarreño.
Agradecemos a todos los que han donado libros, a Luis Mayo, a Luis Bravo, a Coralie Pearson, a Raquel y María José Lobo, a Siona...A todos y todas los que han querido aportar, por deshacerse de libros que ya han leído o que no van a leer, por hacer hueco en la estantería, o porque creen que los libros deben ser compartidos y estarán mejor en una biblioteca que no por ser modesta es menos importante.
La biblioteca de Alhóndiga fue creada hace pocos años por un grupo pequeño pero entusiasta, con Loli Saboya a la cabeza. Gracias a las donaciones de mucha gente que vio el anuncio en medios provinciales de prensa y tv, pudieron abrir sus puertas y comenzar a funcionar, ofreciendo un servicio que permitía a los alhondigueños no tener que desplazarse a otras localidades para aficionarse a la lectura.
Actualmente la biblioteca abre una vez por semana, porque no hay más personal que los miembros de la asociación cultural del pueblo, y evidentemente llevar una biblioteca requiere un esfuerzo grande. Ojalá que impulsos como este consigan hacer ver a las administraciones la importancia de estos centros culturales y bibliotecas para la vida de nuestros pueblos.
Estando en la puerta del centro cultural que acoge la biblioteca, en San Roque, frente a la picota del pueblo, se acercaron unos niños a preguntar qué día se abriría otra vez la biblioteca. Tras recibir respuesta se marcharon con la bici.
Solo por esos niños ya es importante que exista una biblioteca en Alhóndiga, y que se mantenga y crezca. Y uno entiende lo esencial de que existan en nuestros pueblos personas que se impliquen, aun perdiendo tiempo, fuerzas, e incluso dinero, en algo que al fin y al cabo, repercute en los demás.
En las fotos, Alberto Centenera entrega en la puerta de la biblioteca los libros recogidos por EACEC a Loli Saboya, una de las creadoras y responsables de la biblioteca de Alhóndiga. Aparece también Conchi, miembro de la junta de la asociación cultural del pueblo.
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